El mundo tal como lo conocemos está llegando a su fin. Figuras influyentes como Donna Haraway ―bióloga, filósofa y zoóloga feminista famosa por su "Manifiesto Cyborg"― y Lynn Margulis, quien revolucionó la teoría de la evolución con su principio de simbiosis, destacan una verdad fundamental: toda forma de vida en la Tierra es interdependiente. Para avanzar hacia un futuro más sostenible, es crucial comprender la vida como una existencia compartida, marcada por la corresponsabilidad y colaboración. Dicho de otro modo, un mundo en simbiosis entre especies compañeras.
Donna Haraway nos invita a "vivir entrelazados", a forjar un presente robusto y resistente, alejándonos de visiones futuristas falsamente optimistas. Frente a desafíos como el cambio climático, la migración forzada de seres humanos y no humanos, extinciones, inundaciones, desplazamientos y hambrunas, así como el auge de la ultraderecha, es imperativo desear, pensar y actuar de manera urgente y colectiva, unes con otres. Haraway afirma: "si no podemos imaginar un mundo distinto al desorden establecido, moriremos".
Las historias tienen el poder de abrir nuestra imaginación a posibilidades previamente inexploradas. Necesitamos contar nuevas historias que inspiren modos de vida, convivencia y muerte alternativos en nuestro planeta herido. La capacidad de imaginar y crear nuevas realidades es esencial para la regeneración y la supervivencia.
La regeneración es aún posible. Somos compost, un símbolo de la capacidad de transformación y crecimiento a partir de lo que se ha descompuesto. Este concepto nos recuerda que, incluso en la descomposición, hay potencial para la vida y la renovación. Juntes, podemos construir un futuro sostenible a través de la interdependencia y la colaboración. Somos compost.
